16 de marzo de 2009

Intercambio postal entre JP Morgan y Nikola Tesla sobre la financiación suficiente del proyecto de energía radiante


15 Eaton Place
London, S.W.
18 de mayo, 1904

Estimado Sr. Tesla,

Hemos tenido el mejor viaje a través del Atlántico, por lejos el mejor que he tenido. Les he indicado a los editores, Messrs. Macmillan, que envíen a usted al Waldorf una propuesta de esto, una copia del libro de Lord Kelvin sobre Electrostática y Magnetismo. Me gustaría si lo aceptara de mi parte como una ínfima muestra de gratitud por su amabilidad. Es posible que encuentro algo interesante en los artículos sobre Electricidad Atmosférica en él contenidos.

Acerca de su petición de elevar el crédito de su empresa en la construcción de la Torre Wardenclyffe en Long Island, he dado precisas instrucciones a mis agentes bancarios en Nueva York para que dispongan de la suma suficiente con el ánimo de que pueda continuar su trabajo de perfeccionamiento de la transmisión de energía radiante. Dadas las circunstancias de las continuas protestas de sus vecinos por las molestias que las tormentas eléctricas causan a su descanso, me he permitido comprar las propiedades anexas en la extensión suficiente para impedir posteriores transtornos a la comunidad.

Jamás sabría cómo agradecerle de manera suficiente por su amable carta del 10 de Mayo, que encontré en mi cabina del Independence, con los más hermosos libros con los que muy amablemente me la envió: “El Templo Enterrado”, “El Evangelio de Buddha”, “Los Grandes Iniciados”, la exquisita edición de Rossetti de “La Casa de la Vida” y finalmente, pero no menos importante, la Century Magazine de Junio de 1903 con las espléndidas fotografías en las páginas 176, 187, 190, 191, 192, llenas con lecciones de electricidad.

A mis agradecimientos se suma Ms. Morgan, y permanezco,

siempre suyo,

John

Muchas gracias también por las hermosas flores.


283 Madison Avenue
Nueva York, NY
2 de junio, 1904

Estimado Sr. Morgan

Agradezco sus palabras de aliento. Tan pronto como la instalación de Wardenclyffe esté plenamente operativa, será posible para un hombre de negocios en Nueva York dictar instrucciones a su oficina de Londres o de otros lugares. Será capaz de ejecutar operaciones desde su escritorio, y hablar con cualquier teléfono del mundo, sea cual sea, sin ningún cambio en el equipo existente. Un instrumento de bajo costo, no más grande que un reloj, permitirá a su portador escuchar en cualquier lugar, en el mar o la tierra, la música, el discurso de un dirigente político, la dirección de un eminente hombre de ciencia o el sermón de un clérigo elocuente, emitido en otro lugar, no importa cuán lejano. De la misma manera cualquier imagen, dibujo o impresión se podrá transferir de uno a otro lugar del mundo.

No hace falta que le recuerde las implicaciones económicas, políticas, sociales y humanas que proporcionará nuestro Sistema Mundial. Como benefactor de esta obra no me cabe duda de que su nombre pasará a la posteridad. En virtud de nuestro acuerdo, no dejo de tener presente que el resto de patentes accesorias le serán cedidas sin contraprestaciones, entre las que se incluye el súperarma de energía concentrada que por fin traerá la paz definitiva al planeta.

Nuevamente le hago llegar mi gratitud por todo lo que hace por este proyecto que cambiará el mundo.

Siempre a su servicio,

Nikola Tesla

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