29 de abril de 2009

Los tres de Shackleton


-Todo empezó con un sueño.

-No. Todo empezó por tener prisa.

-No, ambos están equivocados, todo empezó con una carta. Esa misma carta que se exhibe en el Museo del Reich en Berlín. En ella, aparece el diseño de la calculadora de Leibniz, con las palabras que sir Humphry Davy -"¿Podrá una nueva máquina obtener los mismos resultados en menor tiempo?"- le envía al profesor Babbage.

-Pues yo creo que Babbage ya tenía la idea de automatizar el cálculo mucho antes de recibir esa carta. La revolución industrial, el mecanicismo del dieciocho y demás factores propiciaron el punto histórico en que la construcción de la máquina diferencial resultara inevitable.

-Tal vez no le falte razón, señor Peabody. Pero no podemos ignorar el peso que tiene una mente brillante en un contexto propicio.

-Así es.

-Un momento, están pasando por alto el factor más importante. Si el profesor Babbage no hubiera contado con el apoyo financiero de Nathan Rothschild, nunca hubiera construido su primer modelo.

-Ah, siempre el vil metal -dijo dejando escapar el humo de su pipa.

-Así es, cuando aquella inversión tan arriesgada, impropia de la banca industrial victoriana, dio sus frutos, no se tardó en trasladar el taller de Charles Babbage a unas instalaciones en Lincolnshire, desde donde saldrían las primeras unidades para las delegaciones de la banca Rothschild en todo el mundo.

-Se olvida de los operadores, caballero.

-No me olvido. En las instalaciones mencionadas se habilitó la primera Academia de Operadores de las Unidades Diferenciales. Inexorablemente esa Academia progresó e incluso recibió financiación de la Corona entre otras razones porque algunas máquinas diferenciales fueron compradas por la Armada de Su Majestad, a quien Dios guarde -los tres caballeros levantaron sus copas de jerez-. Pues bien, la banca se ahorró contables, y la Armada funcionarios. Y...

-Y cuando una idea es buena, no hay fronteras que valgan -interrumpió otro.

-...que valgan. ¡No me interrumpa, caballero!

-Discúlpeme, es el jerez y no mi lengua la que habla. Continúe por favor.

-Bien, en Suecia, el doctor Wiberg de la universidad de Lund, mejoró el diseño original de Babbage. Redujo su tamaño de la escala de un armario al de una máquina de coser. En el último tercio del diecinueve nuevos modelos salían al mercado con frecuencia y el cálculo mecánico se hizo popular. Paralelamente, el descubrimiento del efecto Edison y el álgebra de Boole dieron pie al inicio de la electrónica digital moderna. Todos esos aparatitos aceleraron la popularización de los instrumentos electrónicos para la vida diaria.

-Personalmente defiendo la idea de que cuando la sociedad está preparada, el cambio es inevitable.

-Uno de los ingenios que más ha cambiado la vida del hombre en los últimos veinte años es el televisor.

-¡Qué duda cabe!

-Muy bien, muy bien, caballeros, todo eso es realmente admirable. Pero ninguno de los tres sabemos cómo reparar el aparato televisor y si el operador no llega en cinco minutos, nos perderemos el desfile en trajes de baño de "Miss Austria-Hungría 1912".