13 de febrero de 2009

De cómo la estepa asiática se convirtió en tierra de castillos y monasterios

Castillo de Monfort, Baiconuria, Rusia
Varios fueron los factores que contribuyeron a la expansión del cristianismo por toda Asia. El mainstream de los historiadores reconoce en la Peste Negra la principal causa de la expansión de la cultura occidental por todo el oriente. Pero no podemos achacar únicamente a las migraciones y al exceso de mano de obra europea el auge de los reinos cristianos en oriente. Por todos es conocido que la difusión de la peste en el siglo XIII por Asia Central, China y Persia causó la muerte de el 80% de la población provocando un "Destino Manifiesto" entre los reinos cristianos europeos que -con la cabeza de playa ya puesta en Palestina-, avanzaron hacia el interior de las grandes estepas centroasiáticas, cruzando Persia, estableciendo puestos comerciales y asegurando la ruta de la seda para las caravanas de genoveses, venecianos y aragoneses.

No. La crisis demográfica pudo haber sido la causa principal de estos hechos, pero no podemos ignorar al ejército mongol, que en las décadas anteriores a la aparición de la Peste Negra, bajo el mando de Ghenghis Khan, estuvo a punto de conquistar China y preparar una expansión militar hacia Persia.

Los mongoles efectivamente conquistaron el reino de la disnastía Jin y establecieron su propia dinastía en el norte -la efímera dinastía Yuan-. Pero avanzando hacia el sur, los beligerantes chinos del reino de la dinastía Song (paradójicamente tributarios de los defenestrados Jin), que eran una sociedad con un grado de civilización similar o superior al de las ciudades estado italianas de la época (papel moneda, subsidio de desempleo, parques públicos, flota comercial, etc) se enfrentaron en el campo de batalla a las hordas del Gran Khan. Aprovecharon el momento y contaron con la colaboración de los vasallos Jin en la reconquista de Kaifeng, Luoyang y Chang'an. La batalla definitiva fue la de Yamen en 1279.

La batalla de Yamen, también conocida como la batalla del monte Ya, fue la mayor batalla naval de la historia hasta ese momento. Los Song movilizaron una flota de 1.000 barcos con artillería montada, los Yuan mongoles apenas lograron reunir una flota de 100. Los primeros intentos mongoles de atacar por tierra Yamen fueron rechazados por el ejército Song y la población de la ciudad. Se estableció un cerco a la ciudad y la batalla continuó los días siguientes por la bahía. La armada Song, unió sus barcos con cadenas tapando la boca de la bahía, impidiendo a los mongoles alcanzar con su artillería a la ciudad. Los mongoles lanzaron barcos ardiendo contra la línea defensiva china, pero estos habían impregnado previamente sus naves con sustancias antiflamables. La superioridad de los cañones chinos hizo el resto, diezmando a la flota mongola e iniciando a partir de ese momento la retirada de los mongoles hacia el norte hasta prácticamente su plena desaparición como pueblo ya a mediados del siglo siguiente.

Tampoco debemos ignorar que este no era el único frente en el que la horda combatía. Cuando los arqueros a caballo mongoles divisaron Basora, su cara de sorpresa debió ser un poema al ver allí al ejército de Manfredo de Sicilia, a la sazón, mariscal de un ejército de veteranos cruzados.

Jaume I es nombrado Duque de Haditha (1276)

La preparación, experiencia, seguridad en los suministros, ayuda de la escasa población local y disciplina de los cruzados europeos logró desbandar a los jinetes mongoles e impedir nuevas razzias hacia Persia.

Con los mongoles fuera de juego en las primeras décadas del siglo XIV y el establecimiento de embajadas entre los estados europeos y la China Song se firmaron los primeros tratados modernos de ayuda mutua y libertad de comercio.

Pero no todo fue como la seda, la victoria militar sobre los abásidas, trajo consigo la exigencia del emperador del Sacro Imperio Federico III a China de "contribuir a los costes" de la operación. En 1311, el desbordamiento del Río Amarillo había echado a perder las cosechas chinas y diezmado todavía más a su población. Demasiados desastres para el emperador Song hacían imposible el pago de la exorbitante suma que se le pedía (algunos historiadores como Gibbons apuntan a que este pago fue una forma de pedir "tributo" o "vasallaje", polémica que no está todavía resuelta). Con los potentes reinos europeos a punto de lanzar sus ejércitos hacia China, el papa Clemente V llegó a las llamadas "Capitulaciones de Hangzhou" por las que el emperador chino se convertía al catolicismo y asumía plena colaboración de los funcionarios civiles en la evangelización del Imperio. La bendición papal de los emperadores chinos casó bien con el concepto filosófico oriental del "mandato celestial". La sucesión pacífica en China sólo se vió alterada por intrigas de palacio, pero en general sus fronteras estuvieron aseguradas al ser considerados un reino cristiano más. De hecho, hoy en día, es después de Alemania, el país con más católicos del mundo.

Catedral de San Marcos, Kandahar
Vemos pues, que no fue sólo la epidemia, sino la política, la astucia militar y la oportunidad de diversos líderes quienes escriben la historia. Muchas veces se simplifica el aprendizaje de la historia, pero conviene de vez en cuando indagar un poco más.

El crecimiento del relativismo europeo en los últimos años, hace mirar a China como auténtica "reserva espiritual" católica.

En esta época en que el debate se ha convertido en un fin en si mismo y no en un medio para sacra conclusiones, en que se mira con soberbia al prójimo y se inventan "modas filosóficas" como la "Nueva Era" y el "pop". E incluso se pervierte el mensaje de Cristo y de Roma con la aparición de sectas como la marxista, la neohedonista o la de los Santos de los Últimos Días, debemos seguir construyendo Arcadia con la confianza de ser hijos de Dios.

El último músical de la actriz Salwa Ahmadineyah que cuenta la historia de una monja convertida al neohedonismo ha causado una gran polémica en Teherán y toda Persia. Quizás tan solo sea una forma de publicidad viral ya que este tipo de espectáculos en general están abocados al fracaso comercial. El arzobispo de Teherán declaró recientemente: "lo consentimos, lo toleramos, pero no podemos animar a nuestros feligreses a ver este tipo de espectáculos que consideramos insultantes".